La elección de la copa es uno de los aspectos más importantes a la hora de degustar un buen vino. En función del recipiente que elijamos para disfrutarlo, el sabor del vino puede cambiar y con él, la percepción que tenemos al beberlo.
Antes de nada, conviene recordar que hay dos grandes grupos de vino: el tinto y el blanco. Cada uno de ellos tiene sus propias particularidades y es importante tenerlas en cuenta a la hora de elegir copa. Solo así podremos vivir una experiencia completa y satisfactoria. Aunque hay algunos consejos generales que se pueden aplicar a todas las variedades.
¿Qué tipo de copa elijo?
Consejos generales para elegir copa de vino
Transparencia del cristal. El material más utilizado para fabricar copas es el cristal. Hay que tener en cuenta que la vista es un sentido básico en la cata del vino, ya que nos permite apreciar su color y en base a esto extraer conclusiones. Por eso, es fundamental que el cristal de la copa sea totalmente transparente.
Grosor del borde. Otro punto crucial además de la transparencia del cristal es el grosor del recipiente en la zona de contacto con la boca. En este sentido, se recomienda elegir una copa con un borde muy fino para saborear mejor el vino.
Tamaño de la copa. Es el tercer factor que marca la diferencia. En una copa amplia, panzuda, el vino oxigenará mejor. Además, esta debe tener la abertura estrecha para magnificar el aroma y no dispersar los perfumes.
Una copa para cada tipo de vino
Como decíamos, los vinos tintos y los vinos blancos no son iguales, y por lo tanto la copa en la que se beben tampoco puede ser la misma. Cada tipo de caldo tienes sus propias características y éstas van a influir directamente en la decisión final. A continuación veremos las mejores opciones para cada uno.
Copas para vino tinto
Este tipo de vino se caracteriza por tener unos sabores y un aroma más fuertes, por lo que percibir su esencia es más complejo que en el caso de los blancos.
Debido a esto, las copas recomendadadas para servir el vino tinto suelen ser copas grandes, con una apertura más amplia que permite la oxigenación e intensifica el aroma. En ellas el vino tiene más superficie para poder respirar y esto hace que la experiencia de degustarlo sea más intensa. Además, una copa amplia permite que la nariz pueda detectar directamente los aromas a la hora de beber.
Para los vinos tintos dulces, debes elegir una copa de vino más pequeña. Ten en cuenta que estas variedades suelen tener más alcohol, así que servirlas en un recipiente más pequeño es una buena forma de dosificar y a la vez conseguir que el vino vaya mejor dirigido a la boca.
Copas para vino blanco
Los vinos blancos tienen aromas más suaves que los tintos, con lo que no necesitan oxigenar tanto como ellos. A la hora de elegir copa de vino para un blanco, lo ideal es decantarse por modelos más pequeños y con apertura ligeramente menor. Pero, ¿por qué?
El principal motivo es conservar la frescura. El vino blanco debe mantenerse siempre bien refrigerado. Al ser más pequeñas, las copas para este tipo de vino conservan mejor la temperatura del caldo y no se calientan, algo muy importante si queremos disfrutar de una bebida con todas sus propiedades y sabor desde la primera gota hasta la última.
Para los vinos más maduros, se recomienda utilizar una copa más alta y más recta que disperse mejor los aromas
El resto, como siempre, es cuestión de gustos. Pero si pones en práctica estos consejos a la hora de elegir copa de vino te aseguramos que disfrutarás de una experiencia mucho más satisfactoria. ¡Salud!